Es una sensación extraña,  ver pasar los vehículos por tu lado cuando vas a bordo de uno de estos añosos carruajes.

Te sientes espectador de tu propia época, observándola desde un balcón del pasado.

Puedes notar el vértigo y la velocidad de la vida moderna, al mismo tiempo que disfrutas del ritmo cansino que impone el cadencioso trote del caballo. 

 Un símbolo de  tradición que  existía en nuestra comuna eran las victorias que se ubicaban en la Avenida Bisquertt,  bella tradición que se extinguió con el paso del tiempo, ya que los renguinos comenzaron a optar por otro medio de transporte más rápido y también más económico.

Son muchos los habitantes de Rengo que añoran todavía esa hermosa postal de victorias negras estacionadas en Avenida Bisquertt, una tras otra.

Actualmente el único propietario de uno de estos coches y que lo sigue trabajando, en eventos especiales es don Raúl Arredondo Aravena.

Hasta hace algún tiempo antes que se remodelara la Plaza de Armas, se podía ver este carruaje a un costado de ella, causando nostalgia entre los mayores de nuestra  ciudad y admiración y curiosidad en los más jóvenes.

Por estos días está a la espera que se le autorice para instalarse con su victoria, en el frontis de la fallada de la ex primera compañía de Bomberos de Rengo, costado Liceo Tomas Marín de Poveda, para reiniciar sus recorridos románticos  del fin de semana y festivos, por el centro de la ciudad.

Raúl Arredondo, nos recibe en su hogar, ubicado en el sector de Rinconada y nos muestra orgulloso un álbum con  fotos de los distintos lugares en los que ha estado con su victoria prestando servicios, matrimonios, desfiles, participación en una teleserie de canal 13 e incluso  en un Hotel de la Serena.

Haciendo un poco de historia, Arredondo nos señala que antes de ser cochero trabajo en la mina El Teniente de Rancagua, pero producto de la  ausencia en el hogar decidió cambiar de rumbo y alentado por su hermano que ya tenía una victoria, decidió comprar una para el transporte de pasajeros en nuestra ciudad,  la que adquirió en Curicó en 15 mil escudos.

En este oficio de cochero de forma regular Raúl Arredondo estuvo hasta el año 1996, cuando comenzaron a llegar los primeros colectivos urbanos a Rengo y la cantidad de pasajeros comenzó a disminuir, era el momento de reinventarse según lo que nos señala y  decide prestar servicios con  su carruaje a eventos especiales, manteniéndose hasta hoy.

En nuestra ciudad llegaron a existir 32 victorias de las cuales 11 correspondían a propietarios del sector Rinconada, los que llegaban a sus paraderos en caravana, temprano en la mañana y a las 14:00 horas  después del almuerzo.

Nos  manifiesta además, que el paradero central de las victorias era Avenida Bisquert, luego estaba el Mercado, Hospital y Estación donde existía un bebedero para los caballos y como la locomoción era escasa para las localidades rurales, siempre estaba realizando viajes especiales para Corcolén, Cantarrana, Quinta de Tilcoco y Malloa.

La conocida “frase huasca atrás”, nació debido a que los niños y no tan niños se subían a los ejes traseros de las victorias, y los conductores para que estos descendieran, con la huasca que era larga chicoteaban hacia la parte posterior del coche.

Era tan especial un viaje en estos carruajes recuerda Raúl Arredondo, que una vez a la semana, un señor lo contrataba para hacer un recorrido hasta el cerro san Luis  ida y vuelta, solo para escuchar el trote del caballo tirando a la victoria.

Con emoción el ultimo cochero de Rengo, nos indica ser agradecido de las victorias, que eran parte del paisaje renguino y a pesar que ya no se ven, cuando soy requerido en una fecha importante,  orgulloso salgo a recorrer las calles, recordando los buenos tiempos de este singular medio de transporte, que tuvo nuestra ciudad.